¿EL HUEVO O LA GALLINA?
Seguro que te lo has preguntado por lo menos una vez en la vida. Este dilema de causalidad es uno de los más
importantes de la filosofía y se plantea en infinitos campos.
Como
afirma J.B.S. Haldane: “El hecho de que nos lo sigamos preguntando demuestra que
hay mucha gente a la que no se le ha enseñado la teoría de la evolución o no se la
han creído.”
¿Quieres seguir ese camino o resolver de una vez por todas el misterio?
Este dilema se ha debatido a lo largo de la historia de la humanidad, pues encierra alguno de los aspectos metafísicos más profundos.
Desde tiempos
remotos pasando por Aristóteles hasta Stephen Hawking, la pregunta ha pululado
por la mente de muchos pensadores provocando una duda existencial sobre la
vida.
De hecho, ha llegado a desembocar una falacia cíclica: “La gallina nace del
huevo pero el huevo ha de ser puesto por una gallina.”
Este mismo argumento ha sido utilizado por numerosos movimientos
creacionistas para validar sus puntos contra la ciencia, que se conservan
en países como Estados Unidos.
Actualmente, la mayoría de los filósofos encaran esta pregunta como un reflejo de muchos aspectos de nuestra sociedad. Un ejemplo es que el temor a la violencia o a la guerra pueden llegar a conducir a comportamientos defensivos o agresivos que producen más violencia y temor.
¿Qué respondió Aristóteles?
Aristóteles, el gran filósofo de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente, afirmó que fue antes LA GALLINA.
Se basó en su propia idea: “Lo actual es siempre anterior a lo potencial.”
Por lo tanto, el huevo es sólo una “gallina potencial”, la gallina es lo “perfecto” y por ello, se considera como anterior.
¡Uy! ... ¡por poquito, Aristóteles!
¿Qué respondió Stephen Hawking?
Hawking afirmó que fue antes EL HUEVO.
Una de las mentes más brillantes
de nuestra era no podía caer en un truco "tan simple".
¿Y si le hubiésemos preguntado por su
sentido metafísico? Probablemente contestaría que EL HUEVO, de nuevo.
Un huevo es un gameto femenino (célula sexual), lo que conocemos también como óvulo.
Si los primeros huevos no tenían una cáscara dura y eran muy primitivos, en algún punto debieron evolucionar a un huevo más resistente y complejo. Éste carácter sólo pudo adquirirse mediante una mutación.
Antes de seguir adelante, ¿qué es un huevo?
Un huevo es un gameto femenino (célula sexual), lo que conocemos también como óvulo.
Este es capaz de unirse a otro gameto
masculino a través de la fecundación formando el zigoto, una célula capaz de
dividirse y de crear un nuevo ser.
En el caso de las gallinas, la fecundación se da en el interior de la hembra mediante la copulación.
En el caso de las gallinas, la fecundación se da en el interior de la hembra mediante la copulación.
Una vez
el gameto fecundado, se lleva a cabo la salida de éste. Esto ocurre en el oviparismo
que comparten todas las aves así como muchos otros animales.
Pero evidentemente, las gallinas no fueron las primeras en poner huevos, existían mucho antes de que la gallina apareciese en la línea evolutiva.
Algunas investigaciones indican que probablemente los huevos más rudimentarios
no tenían cáscara ni una estructura tan compleja como la que posee el huevo tal y
como lo conocemos ahora.
Pero evidentemente, las gallinas no fueron las primeras en poner huevos, existían mucho antes de que la gallina apareciese en la línea evolutiva.
Primeros huevos
Este huevo rudimentario apareció hace unos 600 millones de
años y lo puso un animal similar a las esponjas de mar actuales.
El huevo amniota (como es el de las gallinas) desarrolla cuatro envolturas: el corion, el alantoides, el amnios y el saco vitelino, las cuales son necesarias para crear un medio acuoso en el que sea posible respirar y nutrirse. Ésta es una adaptación evolutiva que, a diferencia de los anfibios, permitió una reproducción ovípara en un medio seco y terrestre.
Éste tipo de huevo apareció probablemente en los primeros reptiles (auténticos dinosaurios terrestres) hace unos 325 millones de años aproximadamente.
El huevo amniota (como es el de las gallinas) desarrolla cuatro envolturas: el corion, el alantoides, el amnios y el saco vitelino, las cuales son necesarias para crear un medio acuoso en el que sea posible respirar y nutrirse. Ésta es una adaptación evolutiva que, a diferencia de los anfibios, permitió una reproducción ovípara en un medio seco y terrestre.
Éste tipo de huevo apareció probablemente en los primeros reptiles (auténticos dinosaurios terrestres) hace unos 325 millones de años aproximadamente.
Si los primeros huevos no tenían una cáscara dura y eran muy primitivos, en algún punto debieron evolucionar a un huevo más resistente y complejo. Éste carácter sólo pudo adquirirse mediante una mutación.
Basándonos en pruebas garantizadas por la evolución, esto debió ocurrir hace unos pocos miles de años, cuando aparece la gallina domesticada tal y como la conocemos.
Es decir, este "primer polluelo" debió de
haberse diferenciado de sus progenitores por algún cambio genético, muy sutil, pero capaz de provocar un "primer polluelo" que encajase en nuestro criterio para ser
“realmente un polluelo tal y como lo conocemos”.
En otras palabras, el "primer polluelo" no nació de otro, sino que evolucionó de un individuo levemente distinto en cuanto a su genética.
Así, el primer organismo dentro de la cáscara de un huevo amniota debe haber tenido el mismo ADN que la gallina en la que terminaría convirtiéndose, y por ello sería el primer miembro de la especie de la gallina.
En otras palabras, el "primer polluelo" no nació de otro, sino que evolucionó de un individuo levemente distinto en cuanto a su genética.
Así, el primer organismo dentro de la cáscara de un huevo amniota debe haber tenido el mismo ADN que la gallina en la que terminaría convirtiéndose, y por ello sería el primer miembro de la especie de la gallina.
Después de saber esto, responde tú ahora: ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Autora: Natalia Celaya Rojas
Fuentes:
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