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DESMINTIENDO (CIENTÍFICAMENTE) ARGUMENTOS TAURINOS

Para empezar, quiero dejar claro que este texto no está escrito con el afán de molestar a los taurinos (como creen del movimiento animalista), sino sólo para informar y demostrar científicamente que no hay argumento válido para defender este espectáculo de sufrimiento y maltrato de un ser inocente.
No obstante, si eres taurino puedes seguir leyendo, quizás cambies tu opinión (o eso espero). 


Si os parece bien, vamos a basarnos en argumentos taurinos para desmentirlos, será una buena forma de ir directamente al grano: 

"LA RAZA DE LIDIA ES BRAVA" 

Empecemos estableciendo unos conceptos básicos de taxonomía.
El “nombre y apellido” de un animal viene definido en zoología por el género y la especie, ambos nombres en latín y únicos para un grupo de animales que tienen caracteres definidos y diferenciadores.
Si se reproducen 2 animales pertenecientes a este mismo grupo van a dar descendientes fértiles.
Pero ocurre con mucha frecuencia que grupos de animales de una misma especie tengan características que permiten diferenciarlos claramente, por ejemplo podemos diferenciar entre un Caniche y un Labrador.
En este caso nos referimos a especies politípicas, donde encontramos subespecies y variedades/razas.
Siguiendo nuestro ejemplo canino, el galgo sería Canis lupus familiaris de raza galgo.
Por tanto, para clasificar a una misma raza se deben cumplir inexorablemente las siguientes reglas:

1- Dichas características deben ser diferenciadoras con respecto a las demás razas de la especie así como de la especie origen. 
Por ejemplo, las características de un Chihuahua son muy diferenciadoras de un Pastor alemán y a la vez lo son de la especie Canis lupus (lobo), el cual ha dado lugar a todas las especies de perros existentes.

2- Que sean estables genéticamente, es decir, que se perpetúen con la herencia.
No tiene validez un carácter que no aparece en los descendientes.

3- Que sean susceptibles de descripción científica.

La raza de lidia NO EXISTE, ya que con respecto a las reglas establecidas:

1- No existen caracteres morfológicos propios de los toros de la hipotética raza de lidia, ya que no existen características definibles entre los toros de lidia y otras razas de la misma especie.

2- Los caracteres diferenciadores psicológicos que se le suponen a la hipotética raza de lidia, principalmente la difícilmente definible “bravura”, no parecen perpetuarse de forma regular con la herencia, hasta tal punto que la inmensa mayoría carecen de ella, según denuncian y se quejan los propios taurinos.
Por el contrario, sería innecesaria la “tienta” que se realiza en los criaderos para estudiar la reacción que tiene un becerro ante el castigo de la puya del picador.
En ésta se analiza y se interpreta para asignarle al animal una calificación.
Si un becerro es descendiente de un “toro bravo” no necesitaría pasar por una “pruebas de bravura” si la característica fuese genética.



Por lo tanto, no tiene validez ni objetividad científica que a un animal se le establezca dentro de una raza por manifestar una agresividad instintiva y obvia cuando son provocados o acosados, ya que es una característica que va a compartir con otras muchas especies animales, incluso con ejemplares de otras especies no bovinas.

3- No se conoce ni una sola descripción científica de los caracteres diferenciadores de la hipotética raza de lidia. La razón es muy sencilla: no puede ser descrito lo inexistente.
Por todo ello, habría que decir que la raza de lidia sólo existe como una idea abstracta o como un objetivo a alcanzar de los ganaderos interesados, aceptando que exista un fenotipo ideal.
Pero claro, no os vais a creer esto sólo porque lo diga yo, así que cito textualmente la "Guía de campo de las razas autóctonas españolas" por Miguel A. García Dory: 
“El ganado de lidia constituye en España una heterogénea población bovina a la que es bastante dudoso integrar dentro de raza, ya que la única característica que se les puede asignar en común es su capacidad para mostrar un temperamento agresivo, que los aficionados a la fiesta de los toros llaman bravura... Por ello, es dudoso integrar esta diversa población bovina dentro del concepto de raza.”

"LA RAZA DE LIDIA SE EXTINGUIRÁ SI DESAPARECEN LAS CORRIDAS DE TOROS"

Es evidente que a los taurinos lo que les preocupa es la desaparición de las corridas de toros, no de los toros.
Algunos porque pierden su diversión y a otros porque perderán su negocio.
Si los aficionados son tan profundos defensores de los toros y luchan por su supervivencia, ¿por qué no aúnan esfuerzos colectivos para preservarlos creando refugios naturales en las dehesas sin causarles sufrimiento, como hacemos con los bisontes, por ejemplo?
Simplemente bastaría con que los ayuntamientos gastasen en reservas naturales una cuarta parte de lo que hoy emplean en subvencionar esta tortura animal.

El lince ibérico también está en peligro de extinción y nadie defiende que la solución sea torearle, ¿no?

"ES UNA PELEA EN IGUALDAD DE CONDICIONES"

Normalmente ya sabemos como queda el marcador, ¿quieres saber las razones?

Desde que los toros son salen del rebaño para ser transportados al ruedo, son sometidos 24 h a un encierro a oscuras para que, al soltarlo, la luz y las voces lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que le da un aspecto de feroz pero en realidad es el instinto de huida que tiene un animal herbívoro, la agresividad de atacar se produce desde el momento que se le clava una banderilla en respuesta al sufrimiento.
Además se les han recortado los cuernos para proteger al torero, se les introduce materiales como algodón al final de las fosas nasales para dificultar su respiración y, en algunos casos se dañan los músculos del cuello para evitar movimientos bruscos con la cabeza a fin de reducir el riesgo de posibles cornadas. 
También es frecuente el agolpamiento de riñones y testículos, inducción a diarreas mediante la adición de sulfatos en el agua que bebe, etc.
Son innumerables las atrocidades que se les hace al toro antes de entrar en el ruedo con el fin de que llegue en completo desorden a pesar de que está totalmente debilitado.

"EL TORERO ES UN HÉROE"

Siento discrepar en esta idea, pero básicamente el torero trata de memorizar patrones de movimiento del toro, el cual tiene un cerebelo mucho menos desarrollado que el nuestro.
Esto permite al torero tener movimientos de coordinación mucho más rápidos que el toro y poder intuir hacia donde se dirige por el movimiento de cabeza de éste.
Por lo tanto, simplemente analiza los movimientos y presume de poder torearlo.


"EL TORO NO SUFRE"

Un argumento muy común entre los taurinos es que “nosotros no podemos saber si el toro sufre o no, porque no estamos en su piel”.
Pues no lo estamos, pero su piel no es tan distinta a la nuestra.

Partamos de las características de los cordados (Chordata), un filo del reino animal al que pertenecemos tanto los humanos como los toros.
Una de las características más relevantes es la presencia de un cordón nervioso hueco, tubular y dorsal, donde en su parte anterior en animales evolucionados se forma el encéfalo y la médula espinal.
Este cordón nervioso manda nervios por todo el cuerpo, los cuales son fibras nerviosas que conectan con todos nuestros tejidos.

El dolor es debido a una lesión tisular más o menos grave que se ha originado cerca de uno o varios nervios y se ha enviado la información hacia el sistema nervioso central, donde se ha procesado y se manifiesta como una respuesta, el cual es ese sentimiento de dolor.  
Por lo tanto, tanto un humano como un toro, como un perro y como un ratón sienten dolor al ser torturados.

Todos los arpones y banderillas lesionan carne y tejidos, incluso fracturando el hueso, todo esto con una duración entre 1h y media-3 h en el peor de los casos.
Para rematar el sufrimiento, el torero apunta con la espada al dorso del animal y después de varios intentos fallidos, le atraviesa la pleura, se le astillan los omoplatos y se le pincha el pulmón, provocando el encharcamiento del pulmón y produciendo que su vómito sea sangre, una escena muy típica.
Finalmente el estoque pretende seccionar la médula, paralizando al toro y haciendo que caiga al suelo, si embargo aún está vivo y sufriendo en estado vegetal.
Finalmente el toro muere por parada cardio-respiratoria, por lo que puede pasar con frecuencia que el corte de orejas y/o rabo se lleve a cabo cuando el toro aún está vivo.



¿Sigues creyendo que el toro no sufre? Te recuerdo que sentiría lo mismo que tú. 

Cuando implica sufrimiento ajeno, deja de ser una cuestión de gustos. 

Autora: Natalia Celaya Rojas 
Bibliografía:
  • Miguel A. Garcí­a Dory, Silvio Martí­nez Vicente y Fernando Orozco Piñán, Guí­a de campo de las razas autóctonas españolas (Madrid, editorial: Alianza Editorial, 1990), 228.

Comentarios

  1. Me ha gustado el artículo; es una pena que hayas tenido que hablar de esto porque aún haya personas que practiquen y apoyen esto.

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