¿POR QUÉ SE NOS ARRUGAN LOS DEDOS EN EL AGUA?
Desde pequeños presenciamos un extraño suceso: después de
unos minutos de felicidad jugando con el patito de goma en la bañera o en la
piscina, notábamos que nuestras manos y pies se arrugaban como pasas, sin
embargo las demás partes del cuerpo no.
Ahora que eres más mayor, además de ser afortunado por poder
darte un baño relajante que te permita preguntártelo, tienes la suerte de encontrar
por fin la respuesta para este enigma.
¡Sólo tienes que seguir leyendo!
¿Por qué sólo los dedos de pies y manos?
Los dedos tienen una piel más gruesa que la
piel que se encuentra en otras partes del cuerpo.
Se llama “glabra”, lo que significa que no presenta pelos ni
estructuras similares en su superficie externa.
Cuando tocamos algo caliente con estas zonas, esta piel
evita la gravedad de las quemaduras, sin embargo a la vez es piel mucho más
sensible ya que está muy nerviada.
Antes se creía que las arrugas en manos y pies mojados eran
el resultado del paso del agua por la capa externa de la piel, haciendo que
ésta se hinchara.
¿Pero qué es lo que realmente ocurre?
Cuando entramos en contacto con el agua, se empieza a
filtrar por la piel de nuestros dedos.
Desde ese momento se altera el balance de electrolitos (cualquier
sustancia que contiene en su composición iones libres, los cuales hacen que se
comporte como un conductor eléctrico).
Este estímulo provoca que se envíen cargas eléctricas a las
terminaciones nerviosas, concretamente al sistema nervioso simpático, el cual
forma parte del sistema nervioso autónomo que controla las funciones y actos
involuntarios como la frecuencia cardíaca y la respiración.
En respuesta, los nervios envían información a los vasos
sanguíneos para que se produzca una compresión/estrechamiento de éstos.
Este procedimiento se conoce como vasoconstricción.
Esto crea una presión negativa que contrae las capas
superiores de la piel, por lo que se crea ese patrón ondulante de las arrugas
de las yemas de los dedos.
Este mecanismo suele llevarse a cabo en un tiempo entre 5-15
minutos.
Para llegar a esta conclusión, se comprobó que en pacientes
con daños en el nervio mediano (el cual inerva la mayoría de los dedos de la
mano), al sumergir la mano en el agua, la zona controlada por ese nervio no se
arrugaba.
Curiosamente, en 2001, un estudio de la Universidad de Tel-Aviv observó que en pacientes Parkinson (en los que se ocasiona daño
neurológico de forma progresiva), los dedos de las manos se arrugaban mucho
menos que en pacientes sanos al sumergirlos en agua.
Pero a ver a ver, ¿para qué nos sirve esto?
Es decir, ¿las arrugas de las manos tienen alguna ventaja
evolutiva?
Se cree que esta adaptación ocurrió en nuestros ancestros, para permitirnos recolectar alimento en los arroyos o
entre la vegetación húmeda.
De hecho, existen otros primates que poseen esta "adaptación".
En un estudio publicado en la revista Biology Letters, se
pidió a voluntarios que recogieran canicas de diferentes tamaños con las manos secas
o con los dedos arrugados después de haber permanecido en agua caliente durante
30 minutos.
Se obtuvieron mejores resultados con las manos mojadas al
tener sus dedos arrugados.
Entonces, si la eficiencia de agarre es mejor de esta forma,
¿por qué no hemos evolucionado para tenerlas siempre arrugadas?
Esto ocurría con objetos mojados, sin embargo con objetos
secos no se obtuvieron diferencias entre los 2 grupos de voluntarios.
Para entenderlo mejor, comparemos nuestra superficie de los
dedos con la superficie de los neumáticos de un coche:
Los dedos arrugados proporcionan un mejor agarre en
condiciones húmedas, al igual que las bandas de rodadura de los neumáticos de un
automóvil, lo cual permite que una mayor parte del neumático entre en contacto
con la carretera para evitar que patine.
Por lo tanto en el experimento, al tener la superficie de
los dedos arrugada, hay mayor superficie de contacto entre la piel y las
canicas mojadas.
¡Así que no te alarmes!
Tener dedos como ciruelas pasas no es peligroso, aunque
recuerda que es una estrategia útil para la recolección y manipulación, no para
pasarte las horas dándote un baño de espuma.
Autora: Natalia Celaya Rojas
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